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domingo, 24 de noviembre de 2013

Capítulo 60.


   El resto del camino fue Vicky quien llevó el coche. Lo hacía con cierta soltura pesar de que lo había conducido muy pocas veces, y siempre por la ciudad, pero después de unos kilómetros se sentía segura a los mandos del vehículo. Llegaron a la provincia de Huelva poco antes de las cinco de la tarde, y cuando estaban entrando en la calle principal de Arroyos del río estaban sonando las campanas de la iglesia de estilo románico cuya torre presidía la entrada al pueblo.
- Mira, cariño, esta es la parroquia de Santa Eulalia Mártir, la patrona del pueblo. Su fiesta es el día tres de agosto. O sea, pasado mañana.
- Es muy bonita la fachada, es de estilo románico ¿verdad?
- Sí, así es. Creo que es del siglo XVI. No lo recuerdo.
-¿Y tú has nacido aquí?-preguntó Alejandro con cierta ironía.
- Sí, listillo, nací aquí.
   Llegaron a la plaza central de Hoyos del río. Esta era cuadrada, y en el centro había una bonita fuente de piedra con cuatro grifos dorados orientados hacia las cuatro calles principales de pueblo.
  Alejandro, observaba a través de la ventanilla con tal asombro que hasta se le abrió la boca, asombrado por todas las maravillas que estaba viendo en aquel pequeño pueblo. Tanto, que ni aparecía en los mapas.
- Que preciosidad de pueblo, cariño.-reconoció.
-¿A que es bonito mi pueblo?-preguntó Vicky orgullosa.
- Si que lo es, la verdad. Tiene que ser muy tranquilo ¿no?
- Así es. Es un pueblo muy chico y son muy pocos vecinos. Como ves hay solo cuatro calles que salen de la plaza. A unas diez casas por calle, imagina.
- ¿Sólo cuarenta casas?
  Vicky asintió.
- Bueno, quizás menos, porque hay dos bares, uno es de mi padre, y una pescadería, una carnicería, una panadería, y una ferretería. Además, de la ermita que hay al otro lado del pueblo y la farmacia. Creo que el censo es de unos trescientos habitantes.
- Y si alguien se pone malo de pronto ¿qué?
- Pues hay que ir a Huelva capital a una hora y media de aquí, más o menos. Aquí solo hay un médico de cabecera. Vive en la casa de enfrente de la de mis padres. Está jubilado ya, pero sigue visitando para cosas leves, ya se sabe, aquí no hay muchos medios y se echa mano de lo que hay.
  Alejandro hizo un gesto bastante elocuente.
- Como para que te de un infarto o ponerse de parto.
  Vicky cabeceó.
- Eso es cierto. De hecho, muchas mujeres han parido de camino.
- Me lo creo. Pero, eso tiene mucho riesgo. Imagina que la criatura viene mal o algo así. Se queda en el camino el crio, la madre o los dos.
- Eso, por suerte, no ha pasado nunca.
- Pues es una suerte, la verdad.
-¿Te he dicho que mi cuñado Jacobo es comadrón?
  Alejandro la miró.
- Si, me lo dijiste la noche que tu hermana nos llamó para decirte lo de su apendicitis. Es una bonita profesión. Debe ser precioso traer niños a este mundo.
- Si, debe serlo.-corroboró Vicky.- Cómo él no puede tener hijos porque tuvo paperas al poco de volver de la mili, pues optó por estudiar medicina y mira, ahora trae niños al mundo en su pueblo.
- Que bonita carrera.-dijo Alejandro como ensimismado.-Es precioso ver nacer a un bebé. Lo más bonito que he visto en toda mi vida, Vicky.
   A ella le pareció que el tema le entristecía, así que se las ingenió para cambiar de conversación rápidamente.
- ¿Te apetece que ponga música?
  Alejandro asintió.
- Pues sí, la verdad.-señaló a la guantera del coche haciendo un sutil gesto con la cabeza.-Ahí he metio varios CDs variaos. Elige el que más te guste, cariño.
  Vicky cogió su bolso y sacó unos cuantos.
- Mira, he cogido unos de mi colección, por si te apetece cambiar.
- Buena idea. ¿Qué has traído?
- Pues…-comenzó a rebuscar.-Mira te los voy diciendo… Jackson… Springsteen… Perales…Kenny Rogers…El Fary…Mozart…Rocío Jurado…
   Alejandro se echó a reír.
- Coño, no será por variación. En este momento me quedo con “The Boss”.
  Al cabo de un rato comenzaron a tararear la famosa “Streets of Philadelphia”.
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