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viernes, 20 de septiembre de 2013

Capítulo 36.

  Cuando Vicky llegó a urgencias, sobre las cinco, Alejandro ya estaba en un box, mientras su hermana y Jorge aguardaban en la sala de espera.
- ¿Se sabe algo?-preguntó al acercarse a ellos.
  Mª José negó con cara preocupada.
- No, aún es pronto, los análisis tardan un par de horas.
- ¿Cómo está, Mª José?-preguntó preocupada.
  La mujer cabeceó.
- El pobre tiene mucho dolor.-dijo la hermana de Alejandro.-Nos hemos salido por que le están asistiendo ahora y no dejan a nadie dentro.
   Jorge se levantó.
- Vicky, siéntate aquí con Mª Jesús, que yo voy a tomarme un café, ¿queréis uno vosotras?
  Ambas asintieron.
- Sí, gracias Jorge, pero descafeinado que el normal me pone nerviosa y ya lo estoy suficiente.-dijo Vicky, con voz casi inaudible.
- Vale, tranquila, ahora vuelvo. Estoy allí al final del pasillo, si nos llaman, me avisáis.
- No te preocupes cariño, yo voy a buscarte.-dijo Mª José.    
  Al cabo de unos minutos Jorge regresó con los vasos de café y se volvió a sentar junto a su mujer.
- Tardan mucho, ¿no?-preguntó Vicky preocupada.
- No creas, le estarán haciendo un montón de análisis y ecografías y eso tarda bastante.- Intentó calmarla Mª José.
  Vicky asintió.
- Sí, eso sí. Supongo que tienes razón.- reconoció.
  A eso de las seis de la tarde, Vicky dio un paseo por la sala y luego salió a fumarse un cigarrillo. Justo cuando regresaba de nuevo a su asiento sonó por megafonía una voz masculina indicando que los familiares de Alejandro Jaureguibeitia se dirigieran junto al box 10.
- Venga, vamos.-dijo Jorge.
  Cuando llegaron a la puerta ésta se abrió y salió una doctora de unos treinta años, de larga y rizada cabellera castaña.
- Hola, soy la doctora Herrera.-se presentó ofreciéndole la mano a las tres personas que tenia frente a sí.
-¿Cómo está Alejandro, Dra. Herrera?-preguntó Vicky angustiada por la espera y la duda.
- Pues, ustedes ya saben que el paciente tiende a desarrollar cálculos renales, y de hecho, él mismo me ha comentado que sufrió un episodio hace pocas semanas.- Vicky asintió.-Pues mucho me temo que se trate de otro calculo. Intentaremos que lo expulse de forma natural, pero creo que no va a ser fácil porque en las placas se aprecia su tamaño y es bastante grande. Por otra parte, el paciente ha expresado su deseo de no ser intervenido salvo que sea estrictamente necesario. Le estamos suministrando suero a ver si conseguimos que se disuelva de forma natural.
  Jorge hizo un gesto de impaciencia.
- Anda que no es cabezota el guaje.-dijo apesadumbrado.
-¿No se le puede obligar?-preguntó Vicky.
  La doctora negó categóricamente.
- No, al ser adulto y tener todas las facultades mentales intactas es él quien decide.
- Pues estamos apañaos, porque a burro no le gana nadie, doctora.-dijo Jorge preocupado.-Y eso de que tiene todas las facultades intactas, en este momento, empiezo a dudarlo.
  Mª José se dirigió a la mujer de estatura media y con algún kilo de más cruelmente apostado en sus caderas.
- ¿Podemos verle, Dra. Herrera?
- Sí, pueden entrar a verle.-dijo señalando la puerta azul que estaba detrás de ella.-Pero, procuren que no se canse demasiado.

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