Después de los postres, consistente en una generosa ración de tarta de trufa y nata, a la que por cierto nadie hizo ascos, se tomaron un delicioso café. Alejandro y Miguel se pasaron media tarde contando toda clase de anécdotas de su respectiva juventud, pero Jacobo parecía abstraído en sus pensamientos hasta que Miguel, que estaba enfrente le devolvió al presente de un fuerte manotazo en la mesa.
-¡Cuñao, vuelve de donde estés!-exclamó, cosa que sobresaltó al marido de su hermana, y de paso a su mujer también.
- ¡Miguel!.¡Que vicio de asustar, leñe!-le reclamó Laura.
Jacobo se llevó la mano al pecho.
- Ostias, que susto me deches, home.-se echó a reír.-Que susto, hombre.
Soltó una carcajada y se llevó la mano al vientre, pero no dijo nada, y siguió saboreando su café.
- ¿Un cigarrito, Jacobo?-dijo Alejandro ofreciéndole su paquete por delante de Vicky y Julia, que estaban sentadas entre ambos.
- Sí, gracias.-dijo cogiendo uno.
- ¿Quién quiere matarse poquito a poco?-preguntó Alejandro ofreciendo el paquete de Lucky Strike al resto de la familia.
Laura y Adrián aceptaron la invitación, mientras que Vicky y Julia fumaron de los de la primera.
-¿Miguel?-ofreció Vicky a su hermano, a sabiendas que fumaba su misma marca.
- De acuerdo, tú ganas.-dijo el hombre cogiendo un cigarrillo.
- Menudas chimeneas estáis hechos.-comentó Sole, que era antitabaco por completo.
- Estos no llegan a viejos, Sole. Ya se lo digo yo.-comento Lalo.
- Lalo, no van a llegar, ya lo son algunos de ellos.-rectificó Adrián con picardía, y dejando escapar un aro de humo por la boca.
- Buenooooo, ya estamos.-dijo Alejandro, dándose por aludido con el comentario.
- Jacobo.-dijo de repente Miguel riendo.-Ahora, sin venir a cuento, me estaba acordando de lo que te pasó cuando por poco no llegas al toque de diana en el cuartel por estar de ligoteo por ahí, ¿te acuerdas?
El aludido resopló mientras sostenía el cigarro en una mano y el encendedor en la otra.
- Uff, anda que no llovió desde entonces.-reconoció.-Si, claro que me acuerdo. Por cinco minutos por poco no me meten en el calabozo.
- Eso no lo habéis contado nunca, que yo sepa.-indicó Julia.
Jacobo soltó lentamente una bocanada de humo.
- Que va, pensé que se iba conmigo al crematorio.-dijo Jacobo.-Pero como el bocazas de tu hermano no se pudo estar calladito…
- Venga, Casanova, cuéntalo, va.-le animó Miguel.-Que se va a enterar tu mujer con quien está casada.-dijo riendo a carcajadas.
Jacobo carraspeó y se colocó en su asiento antes de comenzar a hablar.
- Nada, que me fui de permiso de fin de semana y el domingo llegué por los pelos. Bueno, mejor dicho, el lunes.-explicó soltando una carcajada.
- Jacobo, así no lo explicas bien y no se van a enterar.-le dijo Miguel.-Mejor lo cuento yo, veréis. Resulta que, como ya os ha dicho aquí el menda, se fue el sábado por la mañana de permiso igual que yo. Bueno, lo que hizo o dejó de hacer yo no me meto a estas alturas, pero yo regresé al cuartel a la hora prevista, es decir a las ocho de la tarde del domingo, pero de Jacobo ni rastro, las ocho y media y nada, las nueve y tampoco apareció el gallego. Total que cuando llegó la hora de ir a dormir todos nos metimos en las literas menos quien ya os podéis figurar, aunque me imagino que el también debía estar encamado, y no solo, precisamente.-Jacobo hizo un gesto de crítica con los ojos.-Bueno, pues eso, que cuando estábamos todos en las literas se presenta el sargento Rodríguez, ¿te acuerdas, Jacobo?-los cuñados se miraron y rieron.-Era un cabroncete de mucho cuidado, la verdad, y, como entonces yo no me callaba ni bajo el agua, y Jacobo me apoyaba, pues nos la tenía jurada a los dos. Bueno, sigo. Como decía, llegó el sargento y se fue directo hacia la litera de Jacobo, que estaba al lado de la mía. Yo no sabía si hacerme del dormido o no, y se dio cuenta de que yo estaba despierto y, como la cama de Jacobo estaba vacía, aunque si revuelta porque yo me encargue de abrirla y desordenarla por si ocurría que se presentaba Rodríguez y Jacobo no había vuelto. Al ver que no estaba allí me pregunta a mí si yo sabía su paradero. En el momento que iba a comenzar a inventarme una película sobre la marcha para salvar el culo al galego, sentí el chasquido que hacía la ventana del retrete al cerrarse y comprendí que Jacobo había entrado desde la calle por allí, así que, sabiendo que estaba ya cerca, me inventé que estaba enfermo y había ido al lavabo ya varias veces. Al cabo de unos diez minutos le oí que salía. Al sentir que se abría la puerta Rodríguez se giró y allí estaba este aprendiz de Casanova, en ropa interior y descalzo, con las dos manos en el estómago. Yo estuve a punto de echarme a reír y jorobar su actuación digna de los Goya, pero conseguí disimular. Total, el sargento se tragó la trola y nos dejó en paz.-soltó la risa.-Pero lo más gracioso fue que cuando Jacobo se acostó me confesó que había vomitado tres veces durante el camino y que se sentía fatal.-reía a carcajadas.-En fin, que la mentira no lo era del todo.
Jacobo intervino riendo.
- Por lo visto me sentó mal la bebida y me puse malísimo. Me pasé toda la noche vomitando. Madre mía, cuando tocó diana no hacía ni medio minuto que me había acostado después de mi enésimo viaje al retrete…
- Eso te pasa por irte de picos pardos, cielo.-le dijo Julia.
- En fin, como dijo aquel, solo se es joven una vez, y yo añado: Gracias a Dios.-dijo Jacobo riendo.
- Sí, porque te pasa eso ahora y no sobrevives.-afirmó Alejandro.
- Eso te lo aseguro.-afirmó Jacobo sonriendo.-Esas barbaridades solo se hacen con veinte años.
Rieron todos un buen rato.
- Familia, no es por fastidiar, pero creo que he sentido un trueno a lo lejos.-dijo Adrián.-Espero equivocarme, pero si las nubes esas tan negras que hay en el horizonte llegan aquí, va a caer el diluvio universal, ya os lo digo yo.
Gerardo se levantó para observar el cielo.
- Hijo, creo que tienes mucha razón, o se espabila el alcalde en deliberar en el concurso o las tortillas se pasan por agua.
- He ido preguntar a “El Tomate” y dice que ya las están probando, o sea, que de aquí a nada dirán el resultado y las pondrán para que las probemos.-comentó Adrián.
Como si les hubieran escuchado, en ese momento se detuvo la música, y el doctor Álvarez, que ese año hacía las veces de portavoz del jurado se colocó delante del micrófono, en lo alto del escenario de madrera.
- Probando, uno, dos.-decía en ese momento mientras daba golpecitos al micrófono para ver si funcionaba, como todo un profesional de las ondas.-¿Se me escucha, amigos?.
-¡Siiiii!.-gritó todo el pueblo que estaba allí congregado, al más puro estilo Fuenteovejuna.
- De acuerdo entonces, sin demorar la cosas demasiado, porque se está acercando una buena tormenta, voy a nombrar a los tres finalistas de éste año en el trigésimo quinto concurso de Tortillas de patatas de Hoyos del río.-se puso las gafas y después de unos segundos de incertidumbre por que al parecer no daba con la hoja correcta, se dispuso a nombrar a los tres finalista de los diez concursantes que se habían presentado ese año.- A ver, leo: El jurado del concurso de tortilla de la Feria de Arroyos del río, otorga el tercer puesto a, tachan, tachan…-quiso dar emoción al momento, pero recibió algunos abucheos por parte del sector más radical del público que, como siempre, lo formaban gran parte de la chiquillería del pueblo, que en ese momento se descontrolaba al más puro estilo de un toro de rodeo.-Vale, entendido, chicos, iré al meollo. Bueno, pues eso, el tercer clasificado, con un 23% de los votos ha sido nuestra empleada de Correos favorita, Paqui Garrido-la gente comenzó a aplaudir mientras la concursante, a la postre amiga de Sole, a pesar de los veinte años que ésta le llevaba, comenzó a acercarse al escenario muy contenta y saludando a todos con su habitual y franca sonrisa. El médico le entregó una medalla, que le colocó a modo de broche en uno de los lados de la solapa de la blusa azul oscura que llevaba la mujer y que ocultaba perfectamente las redondeces de su cuerpo.-Enhorabuena, Paqui.-felicitó a la mujer, que presa de un pequeño ataque de emoción, que comenzaba a rayar la histeria, se agarró al cuello del desprevenido médico y le propinó una ristra de besos innumerable. Al hombre le costó un buen rato y la ayuda de dos personas, el zafarse de la sobreexcitada y efusiva ex cartera del pueblo.-Paqui, veo que te has emocionada bastante.
- Sí, gracias Dr. Álvarez y al resto del jurado de éste divertido concurso. Éste es el primer premio que gano en toda mi vida y me hace una ilusión tremenda. De veras, es como aquel que…
Temiendo que la simpática y cotorra Paqui se extendiera demasiado en su agradecimiento, el médico decidió hacerse el despistado y le quitó el micrófono de delante.
- Bueno, y sin más tardanza, porque van a caer cubos de agua del cielo de un momento a otro, vamos a por el segundo clasificado. A ver, veamos la nota del jurado. El segundo clasificado, con un 38% de los votos emitidos es…vaya, esto sí que es una verdadera sorpresa, el segundo lugar es para Soledad Castillo, la única persona que ha ganado cinco veces consecutivas en los últimos cinco certámenes organizados.
La madre de Vicky, que estaba sentada en su silla, lanzó un grito y no tardó ni veinte segundos en subir al escenario para recoger su premio como segunda clasificada.
- Enhorabuena, Sole.-le dijo su amigo Mauricio al darle una original figurita de bronce que simbolizaba unas manos con un plato en el que se distinguía una tortilla con una porción cortada y sobrepuesta. El hombre le dio dos besos en las mejillas a modo de cordial felicitación.
- Gracias a todos, estoy muy contenta.-dijo escuetamente Sole, a quien le horrorizaba ser el centro de atención.
- Sole, no te bajes porque seguro que te estarás preguntando quien ha tenido el tino y la desfachatez de ganarte, ¿no es así?-preguntó el médico sonriendo.
- Pues la verdad es que siento mucha curiosidad, pero había muchos caballos ganadores en esta carrera, Mauricio.
A la gente le hizo mucha gracia el símil hípico utilizado por Sole y se lo demostró aplaudiéndole fervorosamente.
El Dr. Álvarez, continuó leyendo sus notas.
- Bueno, pues sin más, diré el nombre del ganador.-asintió.-Sí, habéis escuchado muy bien, el ganador es un hombre esta vez, que ya iba siendo hora.-dijo entre risas propias y del público.- El ganador, eso sí, por un ajustadísimo 39%, es decir, Sole, que te ha ganado por la mínima como se dice en términos futboleros es…-la gente estaba dispuesta a romper el silencio, pero el hombre no lo hizo posible por que siguió hablando a continuación-Es…ay, madre, ¿cómo leches se lee esto?.-dijo moviendo la hoja como intentando que las letras se colocasen de una manera más legible.-Es…mujer, Sole, lee esto que yo no puedo.-dijo echándose a reír.-Es la primera vez que se me resiste un apellido, amigos.
Las palabras del querido y respetado médico provocó el carcajeo unánime de los congregados en la plaza de Arroyos del Río, cifra que no superaba los doscientas personas, que eran todos los censados en el ayuntamiento en ese momento.
Sole se puso las gafas de leer que le entregó su marido y leyó el nombre tres veces antes de repetirlo en voz alta.
- A ver, Jesús, que saldrá de esto.-dijo riendo.-El ganador es…¡Alejandro Jaureguibertia, mi futuro yerno!.¡Siiiii!.
Alejandro sonrió.
-“Me destrozan el pobre apellido, pobrecito”.-pensó mientras reía para sus adentros. No comprendió de repente que el hecho de que lo nombrase era porque había ganado el concurso.
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