Alejandro se quedó cortado, no dijo nada, pero Vicky soltó uno de sus famosos berridos.
- ¡Siiiii!
-¿Cómo?¿qué?¿he ganao?-Todos los miembros de la familia le gritaban y le felicitaban a la vez.-¡Madre mía!-Alejandro reía, mientras recibía palmadas por doquier.
- Venga, Alejandro, ve a recibir tu premio, cuñado.-le animó Miguel.
- Sí, voy.-dijo Alejandro girando las ruedas de su silla para dirigirse al escenario donde le esperaban su suegra y el Dr. Álvarez, pero de repente se detuvo en seco.-Coño, familia, no puedo subir a recoger el premio, hay al menos cuatro escalones de madera.
- Ostias.-exclamó Jacobo.
- Espera, ya lo tengo.-dijo El menor de los Fernández.-Tú recoges ese premio como Adrián que me llamo.
- Adrián, no voy a permitir que me cojas en brazos. Solo faltaría eso, ni hablar.
-¿Quieres callarte y dejarme hablar?-le pidió Adrián impaciente, pues sabía que le estaban esperando.
Alejandro se calló en seco y asintió.
- Sí, perdona, di.
- Pues puedes poner en práctica eso de “Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña”.
- No te entiendo, Adrián.-dijo Alejandro.
El joven hizo un gesto de impaciencia, mientras se levantaba y se acercaba a su cuñado.
- Coño, que si tú no puedes subir a recoger tu premio, que te lo entreguen aquí abajo, es de cajón, hombre.
- Puede subir Vicky a recogerlo en mi nombre.-opinó Alejandro.
- Por supuesto, mi amor.-dijo Vicky, que estaba detrás de él con las manos apoyadas en los bajos mangos de la silla, lo que hacía que, por su estatura, quedase algo encorvada.
- Vamos a ver, Alejandro.-comenzó a decir Adrián.-¿Quién ha hecho esa tortilla que ha ganado el premio?. Tú ¿verdad?, entonces dime una cosa ¿por qué leches la va a recoger mi hermana y que sea ella la que salga mañana en el periódico local como ganadora? De eso nada, si la tortilla es tuya, el premio también, y venga que nos esperan en el escenario.
- Pero…
Sin darle tiempo a decir “esta boca es mía”, le llevó al borde del entarimado donde ya le esperaban Sole y Mauricio, que se habían acercado a escuchar lo que iban a hacer.
- Enhorabuena, Alejandro.-le dijo el médico mientras le colocaba al cuello una banda que le hacía ganador y le entregaba en mano un diploma y una carta.-Aquí tienes el diploma que te acredita como ganador del concurso de tortillas de patatas de Hoyos del río y una carta en la que, y te lo digo ya para que no esperes a abrirla ni un minuto más.-le interrumpieron los aplausos de la gente- Decía que en ese sobre hay dos invitaciones para pasar un fin de semana en el balneario “Las aguas del paraíso”, que hay a unos veinte kilómetros al norte de aquí, y que patrocina este premio, lógicamente. Lo dicho, felicidades. Ah, la fecha es a convenir a lo largo de un año. Es decir, que puedes disfrutar de este premio entre mañana y el día tres de agosto de 2010.
Mauricio le entregó el micrófono.
- Muchas gracias.-dijo Alejandro dirigiéndose con mucha soltura al público.-Es la primera vez, no, miento, la segunda, que gano algo en mi vida. La primera vez pues era más o menos previsto, fue jugando al fútbol en mi tierra allí en Bilbao.-sonrió al escuchar como murmuraba la gente.-Sí, he dicho fútbol, es que yo no nací sentao en esta silla, y gané porque yo tenía veinte años, no se me daba demasiado mal eso de meter goles, y había nueve chicos más detrás de aquella pelota y un portero que parecía un armario de cuatro puertas. Si tenéis un balón a mano os lo demuestro-la gente no sabía si reír.-Es broma, que no cunda el pánico que no vais a presenciar un milagro.-la gente empezó a reír y a aplaudir a la vez.- Pero esto de ganar algo haciendo una tortilla, uff, ni me lo podía imaginar. La verdad, no soy ningún experto, pero me gusta hacer de cocinillas. Bueno, no me enredo más que se va a poner a diluviar de aquí a nada. Lo dicho, gracias a todos, y tened en cuenta que amenazo con volver el año próximo, estáis avisaos, paisanos.-y dicho esto, y mientras la gente aplaudía de pie, dejó el micrófono a Mauricio y regresó a su sitio junto a una orgullosa y alegre Vicky.
Vicky le cogió la carta y el diploma, que llevaba sobre las piernas.
- Bonito y divertido discurso, cariño.-le dijo ella dándole un abrazo y un beso.
Alejandro estuvo un buen rato recibiendo las felicitaciones de sus nuevos familiares.
- Sole, no es por hacer leña del árbol caído, que conste, pero te dije que te ganaría.-dijo Alejandro.
- Sí, así es.-reconoció Sole.-Y me alegro. La verdad es que me ha dicho Mauricio que todo el jurado ha quedado prendado con tu tortilla.
- Ojú, que orgullosa estoy de ti, cariño.-dijo Vicky dándole un abrazo.
Alejandro soltó una carcajada.
- Bueno, no es para tanto, esta ha salio bien, pero la primera que hice, al darle la vuelta se me cayó en el fregadero, donde estaba descongelándose el pescado para la cena y la tortilla acabó sabiendo a boquerones crudos.
Laura puso cara de grima.
- Que asco, por Dios. Supongo que no os la comisteis, ¿no?
Alejandro sonrió y negó vehementemente.
- Pues no, soy masoca, pero lo justo, y no iba a consentir que mis niños y su madre se la comieran.- sonrió distraído al recordar el momento exacto y las risas de sus hijos cuando vieron la tortilla caer en el fregadero.-Acabamos cenando pizza.
Cuando terminó la sesión de fotos con los ganadores para el periódico local, todo se dispuso de forma que la gente pudiera bailar a sus anchas y para ello, se apartaron las grandes e improvisadas mesas de tablones y caballetes donde habían comido y eso dejó al descubierto un gran espacio al aire libre justo delante del escenario.
- ¿Me concede este baile ahora que no está por aquí el bobo de su marido?-le preguntó Jacobo a Julia haciéndole una elegante reverencia.
- Por supuesto, caballero.-le siguió ella el juego mientras ambos sonreían.- ¿Sabe que está muy guapo esta noche, señor desconocido?
Ambos rieron y abrazados bailaron al son de Unchained Melody, su melodía favorita. Esa preciosa y romántica canción, dio paso a un alegre tango que a ambos les gustaba mucho.
Jacobo llevaba a Julia por toda la improvisada pista con gran soltura. Desde muy joven le gustaba bailar y se le daba bastante bien. Julia se dejaba llevar sin oponer resistencia alguna, de hecho, a Jacobo siempre le pareció que su mujer se deslizaba como una pluma entre sus brazos. Julia, por su parte, se sentía segura entre los fuertes brazos de su marido. Estaban tan compenetrados que apenas se tenían que mirar para entenderse sin palabras. Cuando acabó la canción ambos regresaron de sus recuerdos, para volver al presente.
- ¿Te he pisado en algún momento?.-quiso saber Jacobo.
- No mucho, solo una vez por estrofa, más o menos.-dijo ella bromeando divertida.
- Que desatre de bailarin estou feito o meu amor.-exclamó Jacobo riendo, lo que le costó otro pinchazo, esta vez mas fuerte, en su abdomen.
- Jacobo, ¿está chispeando o son cosas mías?.-quiso saber Julia, comprobándolo con la mano extendida.
Jacobo miró al cielo, que a esas horas, eran ya más de las siete de la tarde, comenzaba a oscurecerse muy lentamente.
- Pues eso o algún pájaro tiene un serio problema de incontinencia.-dijo Jacobo, intentando aparentar normalidad absoluta.
Julia, ajena a todo, rió.
-¡Que animal eres, por Dios!-exclamó Julia carcajeándose.
Cuando regresaron a la mesa, Alejandro le pidió a Vicky que le acompañase a casa para echarse un rato en el sofá y así descansar la espalda, que comenzaba a dolerle, pero Jacobo aprovechó la oportunidad para ir a tomarse la temperatura, que sentí que le estaba subiendo.
- Cariño, como te vas a casa aprovecho, si no te importa, y me voy con mi hermana y Laura a ver a una vieja compañera del colegio que ha venido de vacaciones también. ¿Qué te parece?.
Alejandro se encogió de hombros.
- Claro, no te preocupes. Yo estoy muy bien, si voy a descansar es porque me duele un poco la espalda, y aprovecharé para vaciar la bolsa, pero lo mismo vuelvo de aquí a un rato.
- Entonces, decidido, me voy con mi madre y las muchachas a dar una vuelta. Vendremos enseguida, Alejandro.
- No corras, tú pásatelo bien, que yo estoy con Jacobo.
Y así lo hicieron.
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