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lunes, 20 de octubre de 2014

Capítulo 79.


   Cuando su hermana regresó junto a Jacobo, Vicky decidió volver junto a Alejandro, que la esperaba sentado en la cama de sus padres. Los demás estaban repartidos por la estancia y por el pasillo, unos sentados en el suelo y otros en la cama con Alejandro.
-¿Qué haces subido a la cama? ¿Te pasa algo?-quiso saber Vicky con gesto de preocupación.
- No, solo que me dolía la espalda de estar en la silla y tu madre se ha empeñao en que me siente en la cama a descansarla.
  Sole, que estaba sentada junto a Alejandro, asintió decidida.
- Por supuesto que he insistido.-replicó.-Faltaría más…El pobre tiene que tener la espalda molida de estar sentado en esa silla todo el día y más a estas horas de la madrugada, que debería estar en la cama.
   Alejandro sonrió.
- Sole, eres el colmo.-exclamó-Agradezco que quieras cuidar de mí, eso que quede muy claro, pero quiero que sepas que me repatea de mala manera que me traten con privilegios por estar lesionado. Eso no lo consiento, ¿de acuerdo?. Si tú, Mauricio y Gerardo, que sois los tres más mayores, dicho sea con todo mi respeto y cariño, estáis despiertos y sentaos en el suelo, no sé por qué yo no puedo hacer lo mismo…
   Sole iba a replicar, pero su hija la detuvo poniéndole una mano en el codo.
- Mamá, no insistas que con Alejandro me parece que has dado con tu horma de tu zapato.
- Tengo que reconocer que es casi más testarudo que yo.-confesó la mujer sonriendo.-Y mira que creía que eso era difícil de superar por otra persona que no fuese tu padre.
- Yo no me he metido con nadie.-dijo Gerardo sonriendo.-Así que no me metas en tus batallitas.
  Alejandro sonrió.
- Suegro, por una vez, y sin que se convierta en una costumbre, tengo que darte la razón.-dijo Alejandro.
- Lo que me faltaba, ahora mi padre y mi novio se conchaban.-dijo Vicky poniendo cara de fingido asombro.
- Vicky, a ver si te aclaras.-dijo Alejandro.-¿Tu no querías que nos llevásemos bien?.
  Vicky asintió.
- Sí, claro. Pero no tanto.
- Desde luego, hija, a las mujeres no hay quien os entienda.- sentenció Gerardo.
  Todos soltaron la risa, que les vino muy bien para liberar la tensión acumulada, pero de repente, un alarido les hizo enmudecer a la vez.
-¿Qué ha sido eso?-susurró alarmada Laura.
- Ha sido Jacobo.-dijo Vicky que se levantó rauda de la cama y se dirigió a donde estaba su cuñado. Mauricio y Sole la siguieron también.
  Al salir se encontraron con una descompuesta Julia que había salido al pasillo a pedir ayuda.
- Se me muere, Mauricio.-dijo Julia con rostro desencajado.
  Vicky se abrazó inmediatamente a su hermana.
- Tranquila, cariño. Dejemos a Mauricio que le examine.
   Las dos mujeres se quedaron abrazadas en el pasillo junto a los otros miembros de la familia.
   El hombre entró en la sala a tiempo de presenciar como Jacobo se incorporaba en el lecho y se llevaba las dos manos al vientre. Cuando se fijó en las personas que entraban en la sala, se volvió a dejar caer en la cama.
- Mauricio…esto no me gusta nada.-dijo mientras trataba de destaparse.-Creo que… vuelvo a sangrar.
- Espera…
  El médico se acercó y le destapó lo necesario para poder ver que, efectivamente, tenía una fuerte hemorragia anal, que había teñido de rojo las sábanas.
- Ya no podemos esperar más, familia.-dijo Mauricio.- Sea como sea, hay que llevarle a un hospital ahora mismo.
   Adrián, como siempre, fue el primero en reaccionar. Propuso llevar a Jacobo, que no dejaba de decir que no quería salir de la casa, en su coche, que al ser un todo terreno, era más fácil que pudieran sortear el caudal de agua que, a pesar de que yo no llovía hacía varias horas, aún no había bajado de altura.
   Eran casi las cinco de la mañana cuando estuvieron listos para salir. Decidieron que fueran con Adrián, Julia, y Vicky, que no quiso dejar a su hermana sola en un momento así.
- Venga, Jacobo, que ya queda menos.-le animaba Miguel mientras le acercaba al coche con ayuda del solícito Lalo.
   Jacobo llevaba un chándal de verano color gris claro y unas deportivas.
- Me cuesta horrores dar el paso.-admitió Jacobo que estaba medio dejado caer sobre los hombros de su cuñado y de Lalo.
- Ya solo queda un par de metros.-le animó Lalo.-Adri ha dejado el coche muy cerquita de la puerta para que no te canses demasiado.
- Éste Adrián, siempre pendiente de todo.-dijo Jacobo.
  Entre Vicky y su madre habían colocado una manta en el asiento de atrás de la Renault Kangoo blanca de Adrián, y en ella acomodaron a Jacobo, para luego sentarse a sus flancos Julia y Vicky.
- Tened mucho cuidado, hijos.-les rogó una preocupada Sole, que veía como tres de sus hijos de aventuraban a salir en una noche tan peligrosa.
  Adrián se abrazó a ella y luego se sentó al volante de su coche.
- No sufras, madre. No nos va a pasar nada, ya lo veras.-dijo el joven mientras giraba la llave del contacto y el motor comenzó a rugir, para luego enfilar la calle camino de la carretera que les llevaría a Huelva capital, a dos horas en coche a buen paso.
- Eso espero.-susurró Sole casi para sus adentros, en el preciso momento que Adrián aceleraba el motor y el vehículo empezaba a circular calle abajo en dirección a la carretera principal.- ¡Y llamad en cuento sepáis algo!

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